PRIMERO DE BACHILLERATO

PROYECTO PARA PRIMERO DE BACHILLERATO
EL RENACIMIENTO

1. ENUNCIADO Y DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA
El Centro ha decidido realizar una actividad consistente en un viaje por el tiempo, dedicado al Renacimiento. Con buen criterio, han pensado que los grupos de primero de bachillerato son los idóneos para desarrollar esta tarea con éxito, dada su trayectoria y buen hacer.
El objetivo final será, por lo tanto, realizar un trabajo de investigación en equipo sobre los diversos géneros literarios del Renacimiento: lírica, épica y dramática, con una introducción histórica, social y cultural del mismo, teniendo en cuenta los siguientes apartados:
1. La época y sus circunstancias sociopolíticas.
2. Los rasgos estilísticos de cada subgénero.
3. Los autores más representativos de cada género.
4. Una breve antología y comentario o explicación de los textos más significativos.
5. Exposición de los resultados a los compañeros.

Sin duda somos un grupo lo suficientemente eficiente y preparado para concluir con éxito este trabajo.    ¡Ánimo!

2. TAREA
Como trabajo de investigación y de clase tiene una triple tarea:
1. La primera consistirá en la realización de un trabajo de investigación, en el que cada miembro del equipo se hará corresponsable del trabajo global.
2. En segundo lugar, el grupo deberá exponer sus conclusiones a los compañeros en el aula, en formato electrónico, a través de un PowerPoint o de una página Web.
3. Dado que es un objetivo de la materia el uso de las Tics, el trabajo se realizará con el Google Drive. Por lo tanto, todo el grupo elaborará un solo documento (docs) y una presentación. No descartamos la confección de un vídeo, si hubiera tiempo.
En cada equipo habrá un director que será el propietario en Drive.
Tanto en la evaluación del trabajo final como en la exposición, además de los apartados que conocemos por nuestras rúbricas de evaluación, se tendrá en cuenta la calidad del trabajo tanto en cuanto a los contenidos como por el uso de las tecnologías de la información (se penalizará el simple corta y pega).

3. METODOLOGÍA DE TRABAJO
-Aprendizaje colaborativo informal en grupos de cuatro o cinco alumnos.
-Establecimiento de un plan de investigación.
-Colaboración entre los integrantes del grupo.
-Presentación y exposición de los resultados al resto del grupo.

4. RECURSOS
Puesto que uno de los objetivos de la materia de Lengua Castellana y Literatura es que los alumnos sepan buscar información tanto en el formato libro, como en el digital, deberéis buscar estas fuentes de información y justificar lo que hayáis elegido y descartado y las razones que os han movido a ello en un anexo tras la bibliografía y material utilizado en la elaboración del trabajo. Solo os ofrezco una página web.
-Libro de texto.
-Recursos Web:

-Y los vuestros:
1. Introducción al Renacimiento:


2. Género lírico


3. Género épico-narrativo



4. Género dramático:






5. PRESENTACIÓN DEL RESULTADO
Exposiciones orales de los alumnos del grupo al resto de los compañeros y entrega del trabajo escrito y/o en formato electrónico al profesor y sus compañeros.

6. CRITERIOS DE EVALUACIÓN
Cada grupo tendrá dos notas:
-50% trabajo individual.
-50% trabajo final generado por el grupo.

7. OBJETIVOS DE APRENDIZAJE
1. Trabajar en equipo de manera cooperativa.
2. Investigar sobre la literatura del siglo XVI.
3. Redactar textos expositivos y argumentativos.
4. Realizar exposiciones orales ante un público.
5. Manejar distintos programas informáticos.
6. Utilizar fuentes tradicionales y digitales.

8. TEMPORALIZACIÓN
- Cuatro sesiones de investigación y una sesión por equipo para la exposición.
-Trabajo en casa si fuera necesario.



COMENTARIO DE LA ODA A LA VIDA RETIRADA
Fray Luis de León
 
¡Qué descansada vida          
la del que huye del mundanal ruïdo,      
y sigue la escondida              
senda por donde han ido            
los pocos sabios que en el mundo han sido! 

Que no le enturbia el pecho   
de los soberbios grandes el estado,      
ni del dorado techo                
se admira, fabricado                 
del sabio moro, en jaspes sustentado.        

   No cura si la Fama               
canta con voz su nombre pregonera;        
ni cura si encarama                            
la lengua lisonjera                       
lo que condena la verdad sincera.        

¿Qué presta a mi contento  
si soy del vano dedo señalado?             
si en busca deste viento                      
ando desalentado                              
con ansias vivas, y mortal cuidado?     

¡Oh campo, oh monte, oh río!
¡Oh secreto seguro deleitoso!            
Roto casi al navío,                           
a vuestro almo reposo                      
huyo de aqueste mar tempestuoso.   

Un no rompido sueño,      
un día puro, alegre, libre quiero;         
no quiero ver el ceño                       
vanamente severo                           
del que la sangre ensalza o el dinero.     

Despiértenme las aves    
con su cantar süave no aprendido;      
no los cuidados graves                    
de que es siempre seguido                
quien al ajeno arbitrio está atenido.      

Vivir quiero conmigo,   
gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,                        
libre de amor, de celo,                    
de odio, de esperanzas, de recelo.      

Del monte en la ladera
por mi mano plantado tengo un huerto
que con la primavera                     
de bella flor cubierto                      
ya muestra en esperanza el fruto cierto. 

Y como codiciosa     
de ver y acrecentar su hermosura,      
desde la cumbre airosa                     
una fontana pura                          
hasta llegar corriendo se apresura.       

Y luego, sosegada,      
el paso entre los árboles torciendo,     
el suelo de pasada                        
de verdura vistiendo,                       
y con diversas flores va esparciendo.     

El aire el huerto orea,   
y ofrece mil olores al sentido,         
los árboles menea                           
con un manso rüido,                       
que del oro y del cetro pone olvido.       

Téngase su tesoro       
los que de un flaco leño se confían:      
no es mío ver el lloro                   
de los que desconfían       
cuando el cierzo y el ábrego porfían[1].       

La combatida antena  
cruje, y en ciega noche el claro día      
se torna; al cielo suena             
confusa vocería,                        
y la mar enriquecen a porfía.           

A mí una pobrecilla    
mesa, de amable paz bien abastada,      
me baste; y la vajilla                         
de fino oro labrada                           
sea de quien la mar no teme airada.    
 
Y mientras miserable- 
mente se están los otros abrasando       
en sed insacïable                              
del no durable mando,                    
tendido yo a la sombra esté cantando.       

A la sombra tendido,  
de yedra y lauro eterno coronado,         
puesto el atento oído                        
al son dulce acordado                  
del plectro sabiamente meneado.     

            Fray Luis de León, Oda a la vida retirada.

  
COMENTARIO LITERARIO

 ÉPOCA

Oda escrita hacia 1556-1557, quizás relacionada con el retiro a Yuste de Carlos V.

 
AUTOR

Fray Luis de León (Cuenca 1527-1591) escribió tanto en prosa como en verso. En prosa destacan los libros De los nombres de Cristo, La perfecta casada, Exposición del libro de Job. En verso, su obra es escasa: veintitrés poemas originales que tratan temas preferentemente religiosos relacionados con la estancia del hombre en la tierra: el sentimiento de desamparo, el ideal de la vida retirada, la nostalgia del cielo. Además compuso y tradujo al castellano textos latinos. Entre sus obras citaremos la Oda a la vida retirada, A nuestra Señora, Noche serena, A Felipe Ruiz, En la Ascensión... Su estilo, tanto en la prosa como en el verso, persigue la claridad, la precisión y la armonía
 
TEMA

 En el poema se alaba al hombre que busca la tranquilidad del campo, símbolo de la tranquilidad en el vivir. A este tema se le denomina Beatus Ille. Sin embargo son otros muchos más los que aparecen junto a este tema central, temas todos ellos clásicos y muy del gusto renacentista como el contemptus mundi, locus amoenus, vanitas vanitatum...

Se trata de un tema de origen horaciano, imitación del épodo II, en ocho versos. Beatus ille qui procul negotiis..., que fray Luis amplia, mediante el recurso típico de la retórica clásica de la amplificatio a 85 versos, añadiendo los otros temas gratos al propio Horacio como los citados locus amoenus, o el contemptus mundi medieval.

Fue muy utilizado en el Renacimiento con el título de menosprecio de corte y alabanza de aldea (Fray Antonio de Guevara, Menosprecio de corte y alabanza de aldea, Valladolid, 1539).

 ESTRUCTURA

 EXTERNA

Los 85 versos que reúne el poema se estructura en 17 liras (7a, 11b, 7a, 7b, 11b), estrofa introducida por Garcilaso en su Oda a la flor de Gnido, preferida por fray Luis y por autores como San Juan de la Cruz, por el equilibrio que ofrece la combinación de heptasílabos y endecasílabos.

 INTERNA

Tras la lectura del poema se pueden establecer cuatro partes claramente. Una estructura muy armónica y equilibrada de cuatro estrofas para cada una de las tres primeras partes y un cierre de cinco estrofas subdivididas en dos más: tres dedicadas a uno y otro perfil descrito:

1. Beatus ille, alabanza del hombre que decide apartarse del mundo frente a los que desean seguir sus mandatos. Cuatro estrofas, versos 1-19.

2. La vida tranquila (el deseo de la vida tranquila), cuatro estrofas, versos 21-40, de alabanza de aldea.

3. Locus amoenus, otras cuatro estrofas, versos 41-60.

4. Contemptus mundi, desprecio del mundo con todo lo que conlleva, especialmente los aspectos externos como el poder, el dinero unidos a las preocupaciones, dos estrofas, versos 61-69.

5. Preferencia por la vida retirada, tres estrofas, versos 70-85.

 
ANÁLISIS DE LA FORMA A PARTIR DEL CONTENIDO

 En la primera parte se alaba la vida del hombre que decide vivir en la tranquilidad, alejado de las incertidumbres de la vida en sociedad. De ahí que la primera estrofa, apóstrofe exclamativo, ofrezca una estructura armónica, con un hipérbaton muy suave, casi inexistente. Solo el encabalgamiento abrupto rompe el ritmo versal, con el objeto de subrayar esas dos palabras evangélicas casi: escondida senda, camino para pocos que señala la Biblia, frente al camino sencillo que sigue la mayoría. Este es, sin embargo, el camino seguido por los sabios reales, dedicados a su pensamiento, a razonar. Los eremitas y personas que buscan la perfección moral habían seguido esa senda.
Los adjetivos son explicativos, están antepuestos, enfáticos, en consonancia con la exclamación: descansada vida, mundanal ruido, escondida senda, pocos sabios.
Las tres siguientes estrofas, despojadas del énfasis exclamativo, oponen esta decisión a la más frecuente: la de seguir los dictámenes del mundo. Ahora el hipérbaton se hace más violento y resuenan las oposiciones semánticas; lo positivo se transforma en negativo. El hipérbaton parece querer imitar el ajetreo propio de los negocios, del dinero o de la preocupación por el renombre social, de la vida en la corte y de la hipocresía y adulación que la siguen.
Se recurre a otras figuras como la metonimia: pecho (por persona), jaspe (por columna), dedo, lengua lisonjera..
La estrofa segunda ofrece dificultades en el análisis sintáctico debido al hipérbaton, como, del mismo modo, son difíciles de entender las triquiñuelas políticas, tan utilizadas también en nuestra época, la epatación que producen las riquezas, etc.
En la tercera, una figura mitológica clásica (la Fama), metáfora y metonimia a la vez, de gusto renacentista y barroco, habla del orgullo, de la alabanza unida a la adulación en dos estructuras paralelas de sustantivo más adjetivo especificativo, contrarios semánticos: lengua lisonjera... verdad sincera.
En realidad, estas dos estrofas, por oposición a lo dicho, siguen siendo una alabanza de la persona que elige la senda escondida.
La interrogación retórica de la cuarta estrofa no es sino un cierre efectivo de esta parte, una reflexión sobre el fin que debe perseguir toda persona en su vida: sentirse a gusto consigo mismo.
La primera persona poético-narrativa acerca el texto al lector, que se siente parte de ese soy, de ese ando genéricos, impersonales. Metáforas como el vano dedo (metonimia) o la referida al viento, que se entenderá más tarde al compararse el poeta con la nave en el mar, cierran la estrofa armoniosamente en una estructura bimembre paralelística y quiasmática a la vez:

Prep. + sust. + adj. / prep. + adj. + sust.

Un cierre perfecto para esta primera parte del poema, en el que forma y contenido dan fe de la maestría renacentista de fray Luis.
Déjesenos aquí hacer mención a dos recursos métricos utilizados con maestría y profusión en este poema como son el encabalgamiento y la diéresis métrica.
Del primero ya hemos hablado al tratar de los versos tres y cuatro de la primera estrofa y se repetirán en la forma sirremática en el verso 71 y en la forma mucho más atrevida del encabalgamiento léxico en el verso 76-77. En todos los casos los utiliza el autor para reforzar el contenido semántico del sintagma o palabra.
En cuanto a la diéresis métrica, como la sinalefa también frecuente en el poema, la citamos por su recurrencia y aportación semántica, pues fray Luis recurre a ella para dar énfasis a la palabra sobre la que recae. No es por tanto, como se verá en cada momento, un fenómeno métrico necesario para alcanzar el número de sílabas correcto, sino un recuro estilístico y un rasgo de estilo del autor salmantino. 

En la segunda parte, la descripción se centra en analizar la vida aplacible, en la creación de un ambiente idílico; por ello, comienza con unas exclamaciones potenciadas por la interjección anafórica ¡Oh!, unida a tres sustantivos que sintetizan el locus amoenus descrito en la siguiente parte.
Y frente a la seguridad de la tierra, algo sólido bajo los pies, fray Luis opone la inseguridad del agua, del mar, en una metáfora ya clásica y muy apreciada por el agustino. En este complejo metafórico, él, un navío, se encuentra a merced del gran mundo, el mar, calificado como tempestuoso. Para fray Luis esta metáfora se convertirá en un símbolo: el mar simboliza las inquietudes propias de la vida en sociedad. Frente a esta inseguridad, el lucus amoenus que nos propondrá actúa como almo, como seguridad esencial.
No podemos obviar aquí la directa relación de esta estrofa con su agitada vida social, universitaria e intelectual que le terminará llevando a la cárcel de la Inquisición en Valladolid (1572-1576).
El estilo ahora vuelve a endulzarse, simplificarse al describir su deseo por medio de enumeraciones en estructuras trimembres, como los adjetivos especificativos del verso 27 o la enumeración de cinco miembros (quiquemembre) de complementos del adjetivo libre de los versos39 y 40. Reivindica la superioridad de la vida interior, el ascetismo. 

Otro tópico renacentista ordena el tercer apartado del poema: el locus amoenus que avanzaba el verso 21: el monte, el campo y el río.
La armonía, el ritmo pausado coadyuvan a la descripción topográfica: el verdor, el agua corriente, las flores y los frutos de una naturaleza generosa caracterizan este lugar propicio para conseguir el objetivo que se marca el poeta, el descanso, la relajación: una especie de paraíso en la tierra. Parece evidente que fray Luis describe la finca que la orden tenía en Palencia, en La Flecha.
El hipérbaton es suave, la adjetivación especificativa y explicativa acentúa esa sensación de tranquilidad con significados positivos: bella, cierto, airosa, pura, manso... Los sustantivos, en su mayoría concretos, modelan esa topografía.
Ayuda a conseguir esta sensación de tranquilidad, de perdurabilidad el uso de los presentes durativos, atemporales: muestra, apresura, va esparciendo, orea, ofrece, menea, pone.
Destacable es aquí el uso de la diéresis métrica, ya utilizada en los versos 2, 32 y luego en el 78, que alarga las sílabas del sustantivo, potenciando su valor semántico de forma muy acertada, pero de manera muy especial en este verso, matizado por el adjetivo explicativo manso.

 Se rompe esta paz al iniciar la cuarta parte con un subjuntivo que introduce una oración imperativa con acento en primera sílaba del verso (-UUUU-U). Y otra vez aparece la metáfora del mar y la barca, enriquecida con las metonimias del leño por el barco y del cierzo (viento del norte) y del ábrego (viento del suroeste, portador de lluvia), por la tempestad. Y en otro acierto magistral, fray Luis imita la tormenta con proposiciones cortas y un aumento significativo del número de verbos, una descripción dinámica: cruje, torna, suena, enriquece, en una progresión semántica, en la que enriquece adquiere los tintes negativos del naufragio, el pecio que engulle Océano junto a las vidas de los osados comerciantes y marineros. Son cuatro proposiciones de estructura armónica breve, yuxtapuestas y coordinadas dos a dos, solo rota por el hipérbaton: sujeto, verbo y complemento, con un final trágico.

Frente a ello, surge otra vez la oposición del hombre sin ambición, o, mejor dicho, con otra visión de la vida, otro planteamiento vital más acorde con la naturaleza. En las dos primeras estrofas opone el deseo mundano a la áurea mediocritas: una mesa con viandas suficientes y una vida tranquila. Frente a ello, la osadía, la inquietud, la zozobra.
Para conseguir este efecto vuelve fray Luis a construir una estrofa antológica y a forzar su estructura con un encabalgamiento léxico atrevidísimo, pero muy efectivo, a lo que se añade la diéresis del adjetivo insaciable; dos palabras que resumen perfectamente estas ambiciones mundanas, unidas a otros tópicos como el vanitas vanitatum, el poder de la fortuna, sit transit gloria mundi, etc.
Y cierra este magnífico poema con una concatenación, un encadenado, casi una anadiplosis. Une a su triunfo la yedra, símbolo cercano al locus amoenus, que suele referirse al deseo amoroso y al abrazo de los amantes o al yo poético coronado, y el laurel (lauro), también símbolo del triunfo a partir de la transformación de Dafne. Estas dos plantas, generalmente antitéticas, se unen aquí para simbolizar el triunfo vital del poeta, solo atento ahora a la obra de Dios, como gran director de orquesta.

Conclusión

A partir de un tema clásico, imitando al gran poeta romano Horacio, y uniendo a él otros tópicos literarios de amplio uso en la literatura medieval y renacentista, fray Luis de León consigue una obra armoniosa, clásica en el sentido etimológico de la palabra, donde fondo y forma coadyuvan a desarrollar el tema planteado.


Páginas web relacionadas:

1. Tópicos literarios:
  http://www.materialesdelengua.org/LITERATURA/TEORIA_LITERARIA/TOPICOS/topicos.htm

 2.
Simbología de la yedra:


 3. Comentarios sobre esta oda:
http://elballetdelaspalabras.blogspot.com.es/2013/06/comentario-de-texto-de-la-oda-la-vida.html




 

 

 

 




     [1] El cierzo es el viento del norte o aquilón, y el ábrego, el de mediodía, o sur: ambos temibles cuando levantan tempestad en invierno o en verano. Los nombre clásicos son: Céfiro (Favonio) o viento del oeste, Bóreas o viento del norte, Noto (Austro), viento del sur y Euro o viento del este.

 

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