martes, 24 de septiembre de 2013

COMENTARIO DE TEXTO

COMENTARIO LINGÜÍSTICO Y LITERARIO
La diferencia entre uno y otro comentario viene determinada por el objetivo distinto de uno y de otro. El comentario literario tiene por objeto analizar los rasgos que permiten caracterizar el texto como literario. Para ello partimos de una definición de texto literario como aquel que crea mundos imaginarios con la palabra. Ello quiere decir que debemos analizar qué recursos lingüísticos se han utilizado para hacer que este texto pueda ser considerado como literario.
En el comentario lingüístico lo que se busca es conocer el estado de lengua que recoge el texto y caracterizarlo, por ejemplo lengua común propia del siglo XX, texto literario, dado el uso específico del lenguaje y las figuras literarias, etc.
En todo caso, como podéis ver en los apuntes que aparecen en la página web, el comentario se compone de dos etapas: análisis, igual para los dos tipos de comentarios, es decir, análisis del contenido y análisis de la forma (niveles de estudio de la lengua) y comentario, que es el texto que elabora la persona que comenta; normalmente un texto expositivo-argumentativo, donde se recogen las conclusiones más importantes. En este segundo apartado es fundamental seguir los pasos marcados por la retórica: planificación, organización, elocución y revisión. La diferencia entre los dos comentarios estará en el objetivo, en el ¿para qué leo?
Observa los comentarios siguientes sobre el texto de Valle-Inclán, recogido de Sonata de otoño.

TEXTO
Yo recordaba nebulosamente aquel antiguo jardín donde los mirtos seculares dibujaban los cuatro escudos del fundador, en torno de una fuente abandonada. El jardín y el palacio tenían esa vejez señorial y melancólica de los lugares por donde en otro tiempo pasó la vida amable de la galantería y del amor. Bajo la fronda de aquel laberinto, sobre las terrazas y en los salones, habían florecido las risas y los madrigales, cuando las manos blancas que en los viejos retratos sostienen apenas los pañuelitos de encaje, iban deshojando las margaritas que guardan el cándido secreto de los corazones. ¡Hermosos y lejanos recuerdos! Yo también los evoqué un día lejano, cuando la mañana otoñal y dorada envolvía el jardín húmedo y reverdecido por la constante lluvia de la noche. Bajo el cielo límpido, de un azul heráldico, los cipreses venerables parecían tener el ensueño de la vida monástica. La caricia de la luz temblaba sobre las flores como un pájaro de oro, y la brisa trazaba en el terciopelo de la yerba, huellas ideales y quiméricas como si danzasen invisibles hadas. Concha estaba al pie de la escalinata, entretenida en hacer un gran ramo con las rosas.

  COMENTARIO LITERARIO
En el texto que comentamos se describen los recuerdos amorosos del protagonista. Este es el tema del fragmento. Con una técnica que podríamos llamar cinematográfica, desde un plano general a un plano detalle, el narrador, primera persona narrativa, describe sus recuerdos amorosos en un lugar ameno. Corresponde a un fragmento de la obra de Ramón del Valle-Inclán, Sonata de otoño, característica de la etapa modernista del autor gallego.
(OFRECERÍAMOS A CONTINUACIÓN UNA BREVE RESEÑA DE LA VIDA Y OBRA DE VALLE-INCLÁN)
En primer lugar, la lectura del texto descubre una armoniosa musicalidad, mucho más acentuada en la segunda mitad del fragmento, con sintagmas simétricos muy musicales, ritmo cuidado y períodos rítmicos cercanos al verso. A veces al paralelismo sintáctico se une también el paralelismo rítmico:
Bajo el cielo límpido (perp + det + núc + ady)
_ U _ U _ U U
de un azul heráldico (prep + det + núc + ady)
_ U _ U _ U U
En este proceso emocional se observan dos partes con cierta claridad, entre las que actúan como goznes la frase exclamativa y la reflexión narrativa posterior. En la primera parte, más objetiva, se describen el jardín, el palacio y las actividades que en ellos se desarrollan; en la segunda, esta descripción se puebla de evocaciones y florece el subjetivismo.
Para la descripción Valle-Inclán se sirve del pretérito imperfecto, ahora bien, acude al presente durativo ("sostienen", "guardan") con gran maestría, con la intención de acercar la acción al lector. Con ellos los hechos parecen acaecer ante nuestros ojos.
El carácter literario del texto se manifiesta de forma contundente en el empleo de los adjetivos antepuestos y pospuestos, en estructuras bimembres y el uso de esdrújulos, lo que da al texto una musicalidad y colorido especial, adaptado al momento del otoño, con predominio de colores claros y dorados, a lo que ayudan los sustantivos ("otoñal y dorada, límpido, luz, oro, habían florecido, terciopelo, rosas"...). El uso frecuente de la estructura bimembre ofrece una cadencia delicada y ondulante, apoyada en el paralelismo sintáctico.
Desde el principio Valle-Inclán coloca la acción en un ambiente de penumbra y de nostalgia perceptible en el adverbio "nebulosamente" y en el sintagma "fuente abandonada" que continúa en la siguiente oración en el sintagma "vejez señorial y melancólica", oración que desemboca en un sintagma preposicional bimembre que adelanta el tema y el tono: el amor intrascendente, claramente decadentista y un mundo de sensaciones: "la vida amable de la galantería y del amor". Esta es la descripción.
En la tercera oración descubre con delicada sensibilidad el ambiente: el jardín señorial y el salón rebosan alegría, desenfado, expresado en una metáfora poco original: "habían florecido las risas y los madrigales", alegría y amor que nos colocan en el siglo XVIII, en el detalle gracioso, amoroso, sensual del Rococó, caracterizado precisamente por este tipo de poemas breves y de temática amorosa y anacreóntica. La añoranza y la nostalgia quedan patentes en el uso del pretérito pluscuamperfecto de indicativo, que alude a un tiempo anterior en el que esas terrazas, fronda y salones estaban bulliciosos.
En la proposición temporal siguiente Valle-Inclán sintetiza de manera magistral este ambiente en dos detalles correspondientes a las dos proposiciones de relativo. En la primera atendemos a la delicadeza, en una expresión cuidadísima en la que el significado del verbo "sostienen" se suaviza con el adverbio "apenas", para llegar a una delicadeza sutil que continúa en el diminutivo, de gran efecto, también complementado con gusto y detalle por el adyacente "de encaje". En la segunda proposición atiende al amor, a un amor platónico, casi infantil, puro juego, en una imagen efectista aunque repetida y ya casi folclórica.
Este momento tan entrañable del recuerdo hace prorrumpir al autor en una explosión emotiva: "¡Hermosos y lejanos recuerdos!", seguida de una reflexión que atempera los sentimientos.
Comienza entonces la segunda parte, más subjetiva, en la que proliferan las figuras, comenzando por los adjetivos esdrújulos, muy musicales, las estructuras paralelísticas perceptibles también en la primera parte. Los adjetivos ahora se hacen más frecuentes y con ellos las comparaciones ("como un pájaro de oro", "como si danzasen invisibles hadas"), las metáforas ("el terciopelo de la yerba"), animaciones o prosopopeyas ("la caricia de la luz temblorosa", "la brisa trazaba...").
Se trata, por lo tanto, de un texto típicamente modernista, encuadrado en el modernismo más intimista y exótico.

COMENTARIO LINGÜÍSTICO
El fragmento pertenece a la obra de Valle-Inclán Sonata de otoño. Se trata de un texto descriptivo con algún detalle emotivo narrativo, como se verá en el análisis posterior. Por lo tanto y aun antes del comentario, podemos decir que corresponde a un texto de tipo literario, de estilo modernista.
El tema del fragmento es el recuerdo o evocación de un lugar propicio para el amor o lleno de recuerdos amorosos agradables.
Estructuralmente el texto no presenta una división perceptible, al menos externamente, puesto que todo él se ordena en un solo párrafo. Ahora bien, en un análisis más profundo se puede observar una estructura que podríamos llamar cinematográfica, desde un plano general hasta un plano detalle. La primera oración ofrece una visión panorámica del lugar, tan solo la frondosa vegetación. La segunda añade al jardín el palacio y con ellos una nota conceptual de gran importancia: su antigüedad y el ambiente decadentista, intrascendente, de puro juego amoroso. Con la tercera oración, entramos ya en el plano detalle y en los recuerdos que provocan la explosión sentimental "¡Hermosos y lejanos recuerdos!", y la explicación narrativa, como un paréntesis, tras el cual continúa la descripción en el recuerdo.
La entonación del texto responde a los esquemas enunciativos, tan solo alterados por el sintagma exclamativo, donde queda patente la función expresiva que envuelve el texto, junto a la poética. Ahora bien, más que el esquema entonativo, destaca en el fragmento de Valle-Inclán el ritmo de la prosa, muy musical, propio del Modernismo.
No se observan rasgos fonéticos dialectales, sino que nos las habemos con un texto normativo, literario, del siglo XX.
Los sustantivos son abundantes, en su mayoría concretos, comunes, aunque no faltan algunos abstractos de cualidad como "amor", "secreto", etc. Todos ellos siguen la norma tanto en cuanto al género como en cuanto al número: o/a para el género, con excepciones o mejor dicho variantes, que se explican por su origen, como "vejez", "jardín", "pie" e incluso "día". En todo caso, queda patente que el género en castellano no responde a una tendencia sexual como ocurría en latín, sino formal, es decir, que los sustantivos que acaban en o tienden a ser masculinos y los que acaban en a, femeninos, no embargante otras formas cultas o con explicación diacrónica de las variantes.
También el número sigue la norma: Ø para el singular, -s, -es para el plural. No poseemos ejemplos de la forma Ø en el plural.
Hemos de destacar en este apartado el uso del infijo diminutivo en la palabra "pañuelitos", morfema, a diferencia de los prefijos y sufijos, modificador morfológico y no léxico, y por ello estudiado aquí y no en el apartado léxico-semántico como lo serán aquellos. A los valores nocionales se añaden, especialmente en el diminutivo, valores subjetivos, relacionados con las funciones del lenguaje, como ocurre aquí, en que la palabra coadyuva a representarnos ese ambiente de delicadeza y galantería. El doble diminutivo del vocablo, el primero -uel, ya latino, se refuerza con el complemento del nombre posterior "de encaje":
pañ -uel -it -o -s
Los adjetivos son muy numerosos, como corresponde a un texto literario modernista. Entre los determinativos utiliza los demostrativos "aquel", "esa", numerales "cuatro" e indefinidos "otro". Ahora bien, son los calificativos, tanto especificativos como explicativos, los más importantes, especialmente pospuestos, aunque no faltan algunos antepuestos ("invisibles hadas"). Es frecuente el uso de adjetivos en estructuras bimembres ("señorial y melancólica", "hermosos y lejanos", "ideales y quiméricas") y destaca también un recurso del gusto modernista, como es el uso de esdrújulos, que además ofrecen un motivo especial de musicalidad, sobre todo cuando aparecen de forma sistemática: "bajo el cielo límpido, de un azul heráldico". A veces la anteposición provoca la reducción léxica, normativa del adjetivo, como en "un gran ramo...". La norma también se cumple en el género de los adjetivos que cuentan con la variante o/a, no así en los adjetivos invariables ("amable"), aunque, en todo caso, sabemos que tanto el género como el número no es propio del adjetivo, sino que depende del sustantivo con el que vaya, como demuestran precisamente los adjetivos de una sola terminación. Todos están en grado positivo.
Los tiempos verbales utilizados corresponden al mundo narrado. Predomina el pasado, especialmente el pretérito imperfecto de indicativo, tiempo propio de la descripción. En cuanto al tiempo externo (presente, pasado y futuro), todas las formas se refieren al pasado, pues los presentes "guardan" y "sostienen" son presentes durativos, intemporales, referidos tanto al presente como al pasado y futuro.
Podemos estudiar los verbos desde distintos puntos de vista. En el complejo mundo narrativo se observan tres saltos temporales: el momento actual del narrador, el imperfecto narrativo y el tiempo, anterior, de los hechos.
El imperfecto de indicativo es el tiempo predominante, característico de la descripción en el pasado, al ser forma de aspecto imperfectivo, es decir, que presenta una acción en desarrollo. A estas formas de imperfecto que organizan el texto se añaden el pretérito perfecto simple con desigual función. En al segunda oración es el verbo de una proposición de relativo en el que el circunstancial "otro tiempo" hace alusión a un pasado absoluto. El segundo caso, "evoqué", se contrapone a "recordaba" y se refiere a un recuerdo pasado anterior al actual. A estas formas hay que añadir un pretérito imperfecto de subjuntivo: "danzasen", solicitado por la proposición condicional potencial en la que se encuentra. Dejamos para el final la relación de tiempos de la tercera oración cuyo verbo principal es el pretérito pluscuamperfecto, correlato del imperfecto en el pasado. A este se añaden en la proposición adverbial temporal una perífrasis de gerundio con el auxiliar en imperfecto, manteniendo el tiempo pasado y profundizando en la sensación de acción en desarrollo con el gerundio. A ello ayuda el acertado uso de los presentes durativos que, además, acercan la acción al presente del lector.
Como podríamos esperar en una descripción, la mayoría de los sustantivos están presentados por un determinante, preferentemente el artículo. No aparece en situaciones esperables como en la frase exclamativa, en la aposición "huellas ideales y quiméricas" y en el sintagma "invisibles hadas" dentro de la proposición condicional.
Observamos los reconocedores "el", "la", "los", "las" y los presentadores "un", "una", que, como es sabido, indican los primeros algo conocido y los segundos, algo nuevo ("un día lejano", "como un pájaro de oro"...).
Los adverbios poseen un valor importantísimo en el texto, algunos de ellos son meros introductores de proposiciones, como los relativos "donde" ("por donde") y "cuando", adverbios de tiempo: "cuando", o de modo en una proposición condicional en unión de la conjunción "si" ("como si"), o de sintagmas ("como"). En otros tres casos actúan como modificadores verbales: "nebulosamente" en la forma abierta de creación de adverbios con el sufijo; "apenas" que, junto con "pañuelitos", presenta con meridiana claridad el ambiente decadente reflejado en el fragmento; y, por último, "también", los tres adverbios de modo.
El carácter subjetivo del texto es perceptible desde la primera palabra, el pronombre personal de primera persona, redundante ("yo"), que se vuelve a repetir en la oración narrativa. Se trata, pues, de una narración-descripción en primera persona. Como podíamos esperar en un texto de estas características los pronombres son escasos, tan solo otro pronombre personal de tercera persona en función de complemento directo ("los") y dos pronombres relativos introductores de sendas proposiciones ("que").
Las preposiciones también son escasas dada la proliferación de adjetivos, siendo las más utilizadas "de" en sintagmas preposicionales complementos del nombre en su mayoría y "en".
La única conjunción coordinante usada es la copulativa "y" que une tanto sintagmas en estructuras bimembres, como proposiciones. De las subordinantes solo aparece la condicional "si".
Al sintagma exclamativo se unen siete oraciones, excepto una, todas compuestas.
(AQUÍ SE PODRÍA REALIZAR UN COMENTARIO ESCUETO DE CADA UNA DE LAS ORACIONES. YO SOLO LO HARÉ DE LA PRIMERA COMO EJEMPLO)
La primera oración, compuesta, enunciativa, transitiva, posee una estructura sujeto + verbo + complemento circunstancial + complemento directo. En este último sintagma nominal desarrolla el adyacente en forma de proposición de relativo introducida por el adverbio "donde".
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El apartado léxico-semántico habla también de un texto culto y literario. El léxico es amplio y cuidado, con palabras como "mirtos, fronda, galantería, hadas, quiméricas...", y otras que veremos más adelante. Especial atención requieren los cultismos "seculares, cándido, límpido...". Recordemos que el cultismo es una forma castellana que no ha sufrido cambios en su paso desde el latín al castellano, frente a los semicultismos y a las palabras patrimoniales que presentan una evolución media y total respectivamente. Debemos destacar el vocablo "melancólica" procedente del latín a través del griego ('bilis negra').
Es frecuente el uso de la derivación: prefijos ("deshojando, reverdecido"), sufijos ("nebulosamente, otoñal..."), sufijos apreciativos ("pañuelitos"), a los que podrían añadirse otros ejemplos de familias semánticas presentes en el texto como la expresada aquí con los términos "oro, dorada" o los campos semánticos de palabras referidas a los dos ejes temáticos del fragmento: el jardín y el palacio.
Al tratarse de un texto literario no faltan algunas figuras como la comparación: "como un pájaro de oro", las metáforas: "terciopelo de la yerba" y los paralelismos especialmente.
Como ya reseñamos al comienzo del comentario, el texto tiene como tema el recuerdo amoroso, en un amor sensual, intrascendente, juvenil, expresado en ese deshojar la margarita, y decadente. A ello se añade la delicadeza, magníficamente expresada en la proposición de relativo "que en los viejos retratos sostienen apenas los pañuelitos de encaje" y en las oraciones finales. Todo ello se resume en el florecer de "risas y madrigales", palabra esta que refiere a un poema breve en heptasílabos, de tema amoroso, sensual, muy utilizado en la primera mitad del siglo XVIII español, en el movimiento llamado Rococó. Y es aquí donde de forma clara nos lleva al Modernismo, a ese modernismo más cosmopolita y romántico, evocador de ambientes exóticos.
Como conclusión, una vez realizado el análisis, hemos de decir que nos las habemos con un texto literario, modernista, como se observa especialmente en el ritmo, en el gusto por la adjetivación y por el ambiente evocado.


Algunas orientaciones rápidas sobre el comentario de textos, tipos de comentarios, varios de ellos resueltos, los podéis encontrar en la siguiente página:
http://recursostic.educacion.es/humanidades/ciceros/web/alumnos/comentario_textos/

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